El “coiffeur de los futbolistas”: nunca se fue del barrio y sueña con cortarle a Maradona

Julio Pan es peluquero del Barrio de Villa Crespo. Tiene su local hace 30 años. Ha atendido a cientos, y su sueño es cortarle “al Diego”.

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(Pasión por el Diego: Julio sostiene un paño que homenajea a Maradona, y deja ver la infinidad de recuerdos que cuelgan de las paredes de su peluquería. Foto: Tino Dolce)

Empezó en el ochenta y pico, cuando fue a cortarse el pelo Walter Samuel, futbolista profesional que después jugaría en la selección. Ese fue su primer jugador famoso al que le cortó. A partir de aquel día empezaron a llegar cada vez más a cortarse, hasta que un día estuvo de concretar su máximo sueño. “¡Diego, Diego! Me saludó, me dio la mano y siguió. Me quería morir”.

Julio Pan es un famoso peluquero del barrio de Villa Crespo, donde está hace casi 30 años. Él tiene 56, y corta desde aquel primer curso de peluquería que tomó a los 21. Todos los vecinos lo conocen, y la mayoría de ellos son parte de sus afectos. Es un hombre tan querido como visiblemente afectuoso con los demás. Mantener un diálogo a solas en su peluquería es imposible, ya que el contacto con la gente y el tránsito de personas es permanente desde que llega hasta que se va. Algunos van a cortarse, otros a charlar y compartir anécdotas. Su peluquería es distinta a todas las demás, porque es mucho más que eso.

Ubicado a metros de Julián Álvarez y Luis María Drago, el local pasa desapercibido excepto por el mural que se impone en una de sus paredes sobre un costado. Se trata de un enorme dibujo que le hizo un amigo suyo hace unos años cuando festejó ahí su cumpleaños, y es la única materialización de lo que, hasta ahora, es un sueño: cortarle a Diego Maradona. Una noche casi lo consigue.

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(El mural que representa su máximo sueño: el corte de pelo a Maradona. El local está ubicado en la calle Julián Álvarez en Villa Crespo. En la entrada, la comuna colocó una estrella en homenaje al peluquero. Foto: Tino Dolce)

A la hora en que todos bajan sus persianas, Julio las abre: llega cada día a las seis de la tarde, y se queda hasta la noche cortando, y a veces sigue de largo. El cierre no tiene horario, todo depende de lo que pase durante la jornada, que no es solamente la entrada de clientes. Es el encuentro con los amigos de siempre, el contacto con los vecinos que pasan por allí, el desparramo interminable de anécdotas hasta cualquier hora.

Ya han pasado futbolistas de todos los equipos y divisiones: Giovanni Moreno, Pillud, Gracián, son algunos de los deportistas con los que incluso hoy mantiene una buena relación. El club Atlanta de Villa Crespo no escapó a sus manos de tijera: les cortó a todos.

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(El diez de Fénix: durante su juventud, Julio jugó en la primera división del Club Atlético Fénix)

Su relación con el fútbol es de toda la vida, porque es su pasión. Julio fue jugador de la primera división del Club Atlético Fénix durante su juventud. Su amor por Maradona lo llevó a hacer lo posible por cumplir el sueño de cortarle el pelo. Y estuvo muy cerca aquella vez, cuando el periodista Martin Liberman había arreglado para poder encontrar a Julio con Diego durante la presentación de un libro. Lo acordado era intentar interceptarlo y convencerlo en ese momento de hacerle algún corte de pelo. Diego ya estaba avisado, pero era Diego. Lo que sucediera en ese en esos segundos iba a ser impredecible. “Justo pasaba por al lado mío, lo saludé, me miró y me reconoció, sabía que yo era el amigo de Martín (Liberman). Yo estaba temblando. Me dio la mano y se fue, no hubo tiempo de nada. Me quería morir”. Así, recuerda con nostalgia aquella noche en que casi lo consigue.

Esa y tantas otras anécdotas le valieron las 200 páginas de un libro autobiográfico: “Julio Pan, El Craaa”. Con su voz rasposa e inconfundible ofrece a Clarín un ejemplar como obsequio, con dedicatoria, mientras da unas bocanadas al cigarrillo electrónico que usa desde hace años para “dejar de fumar”. El tabaquismo fue una de las razones por las que tuvo que abandonar el fútbol, pero siente que estar cerca de los jugadores y poder cortarles el pelo lo devuelven a esa pasión interminable. Se siente afortunado, y el sueño de cortarle a Maradona está intacto: “Yo te prometo que antes de morirme le voy a cortar, te lo aseguro”.

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